miércoles, 8 de julio de 2009

De Cucas y Charlatanes


Como son las cucarachas, ¿no?, conscientes de su empaque repulsivo, impulsan sobre sus patas su asquerosa barbarie para no ser vistas, conocedoras de que cualquier cosa que se haya movido o esté irrumpiendo en su actual recinto, tiene ojos que miran y esos ojos tienen alma (no todos, ni muy fina) y el alma se agolpa en el pecho y el pecho menea el estómago y éste implanta jugos gástricos obscenos y los jugos escalan al juicio y el juicio le ordena a la sangre matar, cuando hemos visto algo asqueroso, en este caso a ellas y ellas conocen perfecto este juego.
No sé por qué me recuerda el juego que saben jugar también, a la perfección, los políticos cuando son sorprendidos en alguna estafa, engaño, timo, fraude, asesinato con dolo o sin él, léase Bours y toda la bola de cucarachitas a caballo y con sombrero que corrían felices por el campo.
Así como hacen las cucas, que sabedoras de su vil fachada e insalubre desaseo, corren como pedo que lleva el viento a encontrar resguardo seguro cuando les encienden la luz, así merito se condujo Bours cuando las llamas de la guardería iluminaron el cochinero de subrogaciones que traía entre las patas, y no me refiero a las patas del caballo, sino a las patitas de cucaracha ramplona con las que sostiene su rústica humanidad, si algo de humano ha de tener. Qué lindo, una cucaracha regalando ponies.
Así se condujo, dándose estrellones contra todo y todos, como las cucas contra los muebles de la cocina. No le quedó más remedio que comportarse como el verdadero hijoeputa que es y sacar la casta roñosa de todas las generaciones de priístas que nos han manoseado durante años, al condicionar la indemnización a los padres que perdieron a sus hijos, va el dinero pero no demanden a nadie, dejen todo en nuestras patas.
Cómo son las cucarachas, ¿no?

2 comentarios:

José Manuel Vivas dijo...

Fidelia, esas nauseabundas criaturas del averno, por desgracia, habitan en todos los lugares del mundo,... y nunca se terminan, aunque aplastes unas cuantas, cuanto menos se espere aparecen otras, y tu alma y tu corazón se rozan en un ridículo asco contenido. Los políticos pastosos también (que cruz de injusticia nos habita, ¡rediez!).

Un beso y gracias por tus palabras.

Pablo Aldaco dijo...

A esa cucaracha se le regresó el éxito que algún día obtuvo