domingo, 30 de noviembre de 2008

Héctor

Te he soñado. He despertado oliéndote. Te vi con tu suéter azul y vi tu olor. Se me pegaba a la nariz y te abrazaba. Te abrazaba. Desperté llorando y con esa soledad que da el dolor amargo, el no compartido. Por eso me he puesto a buscarte. Hace tiempo que no veo tu cara sin tener que recordarla. Te busqué Héctor, y sólo está tu nombre después de un "Centro Cultural". A eso te llevaron, en eso te dejaron, hasta ahí llegaste. No está tu forma, tu palabra; habrá que remendarte, inventarte, colocarle brazos a tanto nombre, una barriga, los dientes, claro; darle tiempo a tu mirada, que sea siempre exacto. Héctor Chavez Fontes, te extraño de verdad, no sabes cuánto.

Las canciones más tristes del mundo.

Estaba hablando con el Navo de canciones, canciones tristes, por esa enfermiza promesa que me hice de recopilar las más tristes del mundo (supongo que del mundo occidental y que gueva), y me dice el Navo que "Te vas angel mío" es de las más tristes que ha escuchado, y claro que tiene razón. Veo a mi nana bailando, con el brazo sobre el vientre, abrazando la nada, bailando en la sala sola. Veo también entrar a mi padre por esa puerta de luz, sin canas, haciendo sonar las llaves del pick up, sonriendo; mi abuela: ¿ya?, lista, más lista que Einstein para ir al rancho, su rancho, su tierra, lo que más amaba. Y nosotros tan ciegos, viendo ahora que no está, !qué cerca estuvimos de hacerla feliz!, tanto; mientras suena "El asesino", de los Cadetes de Linares.