miércoles, 17 de diciembre de 2008

El círculo naranja que repasas


Qué cerca estás de las naranjas,
qué cercana tu mano de pájaro que no se desliza,
se aferra sola, tan cerca.

Qué brillo hay en tus ojos,
directos, peces de la luz;
el adulto que has abandonado
para convertirte en árbol me da sombra,
no dice nada,
sólo sombras ha de darle
a las naranjas que reposan en tu cuello casi.

Después la rama que sostiene tu estructura,
parece indicarte los encuentros,
parece entablar arrimos,
llevar el ritmo,
completar el ciclo que no es calle,
ni agua misma;
es el círculo naranja que repasas,
el tronco guarecido de mi rabia,
la infinita pubertad de mi sarcasmo,
tu frente humana que suplica beso,
rama, jugo desprendido de una cáscara partida.

Qué cerca estás de las naranjas, tanto;
el tronco agazapado y vivo,
no completando el paisaje,
memorizando sólo,
rozando con su piel los poros,
besando la membrana enamorada, rodeándole.

El brazo de tu abrazo a media luna,
lánguido y perfecto,
parece enardecer rumbo a la hectárea que me siembra,
parece que escarbara para dar con la semilla,
dedos apurados, despertando los atajos;
uñas amarillas de trepar por la naranja,
abriendo todo al paso,
llegando hasta el albedo.

Qué cerca estás, humano mío,
que cerca tu pelo del codo,
tu boca clareando en la tela,
tu oído tallando la pulpa,
mirando de cerca la piel.

Qué cerca estas de las naranjas;
!extiende la mano, salta!,
regodea tu sudor en mi amasijo,
que ha de volverse tu agua y la mía,
extracto, líquido y salsa de hojas,
de selva y de fe.

Qué cerca, qué cerca ¡dios! de las naranjas…

viernes, 5 de diciembre de 2008

Gloomy Sunday


Resulta que, hay una canción especializada en suicidio. Se llama Gloomy Sunday (Domingo Melancólico). Para aquellos que ya no tengan esperanza y la cobardía o alguna esperancita de vida pretenda detener la bala, la navaja o la correa, esta canción no les dará más motivos para seguir viviendo. Yo la he escuchado muchas veces; no me funciona como se supone. Su nombre original en húngaro, porque es húngara la muchacha, es "Szomorú Vasárnap". Pero, al parecer, se trata de una triste y melancólica leyenda urbana. La historia dice que el autor Rezső Seress, se suicidió después de componerla; es una mentira a medias. Seress sí se suicidó tirándose de un edificio en Budapest en el 68, pero fue 35 años después de aparecida la canción. Los suicidios masivos en Hungría no están documentados, tampoco de los que supuestamente se perpetraron en Estados Unidos en 1936 (año en el que llegó la canción al continente) hay archivos. No sé qué tan bueno o malo sea que una mentira adorable e infame desaparezca poco a poco de tu cerebro, para terminar en notas desgarradoras de piano y nada más. Esto del internet es una locura, se caen los mitos, desaparecen historias milenarias de héroes y villanos. Demasiada información.